Habíamos quedado en que tanto despliegue era demasiado...Los pasos siguientes fueron comisaría, denuncia (a nadie obviamente), y la continuación de una película de terror.
El comisario nos dijo claramente: -Por el accionar, son detectives privados, típico de esposo/a despechado/a...
Mi ex-marido no sólo no tenía los medios, sino tampoco la inteligencia (sin subestimarlo) para realizar semejante jugada.
Siguieron meses de anónimos, llamadas teléfonicas, apariciones de su ex-mujer en mi departamento (con juego de llaves en mano incluído pensando que no había nadie), y nada, pero nada, pudo separarnos.
Aunque convivíamos a los sobresaltos por los miedos fuímos felices, el había cambiado de trabajo, yo la seguía remando, y estábamos por mudarnos a un lugar más tranquilo, un bonito dúplex a estrenar en Liniers...
Entonces, nos tocaron dónde más dolía: nuestros hijos... Las amenazas llegaron a ellos y eso nos desbarrancó. En el medio quedaron un par de malos entendidos (sospechabamos hasta de nosotros mismos), un sabor amargo en la boca y un dolor en el alma insoportable...
El volvió a su casa para cuidar de su hijo, yo seguí cuidando a la mía cómo leona, y la relación se terminó.
Tardamos años en poder "despegarnos", sucumbía sin pensar ante cada llamado de él...
Cada vez que intentaba empezar de nuevo con alguien, misteriosa y mágicamente él aparecía, y mi relación ante su sola presencia se iba al carajo...
Hasta que un día, ante su insistencia en aparecer, hizo que pronunciara una frase (tal vez fatal pero liberadora), sin pensar demasiado: - A fin de año me vuelvo a casar...
Fue suficiente para que quisiera verme al día siguiente, arreglamos lugar y hora, nunca apareció...
Van a hacer cinco años, no supe más de él...
Y acá estoy, sin bajar los brazos, porque no me resigno a no ser feliz, a no volver a intentarlo, porque seguiré luchando (aunque ya no por imposibles) para ser feliz.
Y más allá de las desilusiones que quedan en el camino, vale la pena seguir intentándolo, y aunque ya no espero al príncipe azul les aseguro (sobre todo a las mujeres) que vale la pena luchar para "Ser feliz y no morir en el intento"...